El fotógrafo aficionado Francisco Rodríguez Avial concentró su producción fotográfica alrededor de 1910. Utilizó fundamentalmente la vista estereoscópica en varios formatos. Perteneciente a una familia de clase alta Avial retrata con su cámara sus aficiones: la caza, los toros, el automovilismo y la aviación, entonces en sus comienzos. Viajero impenitente por Europa y por España recoge vistas de numerosos puntos de la geografía española.
Avial nos ofrece una visión de la clase alta, los veranos en San Sebastián, los campeonatos de Tiro con Alfonso XIII, las competiciones automovilísticas, el hipódromo de la Castellana, cacerías con famosos toreros de la época…
Dentro de las casi 1.500 estereoscópicas destaca en el fondo Avial la colección de autocromos, muchos de ellos fechados en 1910.
Gracias a su desahogada posición económica Avial pudo utilizar este tipo de placa, verdadera novedad técnica de la época (la patente fue registrada en 1903).
Completa el Fondo Avial distintos reportajes encargados a fotógrafos profesionales y series de estereoscópicas que comercializaba la casa Verascope Richard.